El Constructivismo es un movimiento artístico, arquitectónico y de diseño que surgió en Rusia a comienzos del siglo XX, específicamente en la segunda década, y se consolidó después de la Revolución de Octubre de 1917. Se trata de una corriente que rompe con la noción del arte como un objeto contemplativo o decorativo y plantea que el arte debe tener una función social y práctica. Según los constructivistas, el arte no podía ser un fin en sí mismo, sino que debía participar activamente en la transformación del entorno, ayudando a construir una nueva sociedad socialista a través de medios visuales, arquitectónicos, industriales y gráficos.
El término "constructivismo" proviene de la idea de construcción, en oposición a la representación. Para los artistas constructivistas, crear arte significaba construir formas concretas con materiales reales, y no representar escenas o emociones. Por eso, sus obras se caracterizan por el uso de materiales industriales como el metal, el vidrio y la madera, y por una estética basada en la geometría y la abstracción
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